IDENTIDAD Y DEFINICIÒN DE LAS RELACIONES PÙBLICAS
La definición de relaciones públicas es un ejemplo claro de lo que podemos presentar como una pluralidad de matices. Hecho este, que ha servido para definirlas en diferentes vertientes al amparo de diversos colores, signos, ideologías e incluso de otras disciplinas.
Otras características que impiden, en nuestro momento, un unitarismo conceptual, no faltan en absoluto. También lo tenemos en las mismas asociaciones de profesionales de las relaciones públicas, sean éstas nacionales o internacionales, cuando se amparan en una definición enarbolándola como un derecho de utilización exclusivo o como una prueba demostrativa de su calidad profesional, a la par que creativa.
Este binomio creativo-exclusivista, con respecto a la definición o las definiciones, se da con una frecuencia altamente repetitiva, lo que nos inclina a sospechar si no se habrá tomado con cierta exageración valorativa aquello de la filosofía orteguiana, cuando puntualizaba: “Loa términos han de renovarse, como las palabras, han de actualizarse”.
Asimismo, en pocas ocasiones, igual que el unitarismo conceptual de las relaciones públicas se resiente por las actividades e incidencias de las ciencias de la información, también las relaciones públicas producen inquietudes a la primacía conceptual de otras disciplinas.
La historia de las relaciones públicas puede tildarse de anticonceptual, o no correlativa entre la susodicha teoría conceptual y su profesionalización. En otro orden de comprensión del mencionado fenómeno, destacaremos las tres fases que nos conducirán a la nueva situación antes señalada:
1- Periodistas que realizan actividades en el campo de las relaciones públicas; ya sea en versión full time o part time.
2- Profesionales de otras actividades, y gentes diversas, que se dedican a las relaciones públicas. En la situación ya indicada full time o part time.
3- Técnicos, Graduados y Licenciados, en relaciones públicas, titulados universitariamente.
El unitarismo conceptual de las relaciones públicas no puede considerarse meramente como un objetivo concreto e inamovible sino como una actividad que atañe al ser.
Y que trata, por medio de diversas técnicas reconocidas éticamente, de aportar al hombre el conocimiento de su medio; con especial mención de los aspectos e incidencias, ajenos, en sus numerosas circunstancias, a su especialidad.
La definición de relaciones públicas es un ejemplo claro de lo que podemos presentar como una pluralidad de matices. Hecho este, que ha servido para definirlas en diferentes vertientes al amparo de diversos colores, signos, ideologías e incluso de otras disciplinas.
Otras características que impiden, en nuestro momento, un unitarismo conceptual, no faltan en absoluto. También lo tenemos en las mismas asociaciones de profesionales de las relaciones públicas, sean éstas nacionales o internacionales, cuando se amparan en una definición enarbolándola como un derecho de utilización exclusivo o como una prueba demostrativa de su calidad profesional, a la par que creativa.
Este binomio creativo-exclusivista, con respecto a la definición o las definiciones, se da con una frecuencia altamente repetitiva, lo que nos inclina a sospechar si no se habrá tomado con cierta exageración valorativa aquello de la filosofía orteguiana, cuando puntualizaba: “Loa términos han de renovarse, como las palabras, han de actualizarse”.
Asimismo, en pocas ocasiones, igual que el unitarismo conceptual de las relaciones públicas se resiente por las actividades e incidencias de las ciencias de la información, también las relaciones públicas producen inquietudes a la primacía conceptual de otras disciplinas.
La historia de las relaciones públicas puede tildarse de anticonceptual, o no correlativa entre la susodicha teoría conceptual y su profesionalización. En otro orden de comprensión del mencionado fenómeno, destacaremos las tres fases que nos conducirán a la nueva situación antes señalada:
1- Periodistas que realizan actividades en el campo de las relaciones públicas; ya sea en versión full time o part time.
2- Profesionales de otras actividades, y gentes diversas, que se dedican a las relaciones públicas. En la situación ya indicada full time o part time.
3- Técnicos, Graduados y Licenciados, en relaciones públicas, titulados universitariamente.
El unitarismo conceptual de las relaciones públicas no puede considerarse meramente como un objetivo concreto e inamovible sino como una actividad que atañe al ser.
Y que trata, por medio de diversas técnicas reconocidas éticamente, de aportar al hombre el conocimiento de su medio; con especial mención de los aspectos e incidencias, ajenos, en sus numerosas circunstancias, a su especialidad.